Remolinos. Words, words, words 4/3/2024
Danilo Albero Vergara Escritor argentino
Literatura latinoamericana, ensayos literarios, relatos, literatura hispanoamericana

En el equipaje de regreso de España vinieron libros; dos descubiertos, semanas antes de la partida, en reseñas de suplementos culturales que leí por Internet.

De la mítica librería La Central de Callao salí con: La Alemania de Weimar, presagio y tragedia; de La casa del libro con: Utópicos pioneros y lunáticos, relatos de viaje a la luna, previos a Julio Verne, selección y prólogo de Carlos García Gual -erudito del que, como de Panofsky, compro todo- y David Hernández de la Fuente; en una segunda visita, por recomendación de Jaime Correas a raíz de la nota donde hablo del Museo Naval, compré La carta esférica de Arturo Pérez-Reverte.

En el vuelo de Barajas a Buenos Aires, terminados en mi cuaderno de viaje los apuntes para la nota que publiqué la semana pasada, a raíz de otro voluminoso bagaje registrado, aparentemente ingrávido pero de artera gravedad semántica –palabras–, pergeñé el bosquejo de ésta; sobre todo porque lo primero que acudió fue una aproximación al título.

Al hojear el cuaderno de viaje, aparecieron vocablos y expresiones escuchadas en programas de radio y televisión, y que me interesó conservar para apropiármelos. El hipnótico ronroneo de las turbinas activó los molinos de mi pensamiento, la inolvidable canción que abre el comienzo de El affaire de Thomas Crown -la versión con Steve McQueen y Faye Dunaway no la olvidable remake con Pierce Brosnan y Rene Russo-; sin relación con lo que pensaba en esos momentos, de súbito recordé dónde había dejado la pinza de presión, perdida hace casi tres meses –y que me cansé de buscar–. Ni bien llegamos a casa, di con ella y pensé en “La carta robada”, sólo que la pinza estaba en un lugar accesible y recóndito a la vez.

Los molinos de mi pensamiento, como afluye desde la letra que sé de memoria: “Round like a circle in a spiral / Like a wheel within a Wheel / Never ending on beginning / On an ever-spinning reel / … Words that jangle in your head / … As the images unwind”. Vuelvo a las palabras.

Me jacto de mis saberes de terminología marítima y aeronáutica, resultado de la biblioteca, pero La carta esférica me desbordó, casi medio centenar de términos de navegación ignorados; y recordé otro feo espolonazo literario para mi ego que me obligó a buscar puerto en más libros y así reparar la avería. Hace dieciocho años empecé con Two Years Before the Mast -by the way, libro fundacional y ausente, en la extensa biblioteca de literatura marina que ha leído, y cita, Coy, el protagonista de La carta esférica, oficial de marina mercante-. Empecé con Two Years Before the Mast, decía y zozobré en muchos pasajes; busqué y di con una traducción con un glosario de más de treinta páginas, aun así me cuesta entender eso de: “cruzamos a la vez las vergas de sobrejuanete, largamos los sobrejuanetes y sosobres, zallamos los botalones”.

Aparte del vocabulario por rastrear de La carta esférica, tengo, ya sabidas, las expresiones y términos escuchados en programas de radio y televisión que me parecieron seductores. Canto de las sirenas de las palabras.

No sabemos exactamente cuando el hombre comenzó a hablar pero, las religiones otorgan al don de la palabra un origen divino. En las primeras páginas de la Biblia leemos que Dios creó al mundo con palabras pero, y antes que nada, el primer día ordenó el caos separando la luz de las tinieblas; recién al sexto, colocó al hombre y la mujer sobre la tierra, los últimos después de que ordenase los reinos mineral, vegetal y animal. Poco más adelante nos enteramos de que todos los hombres hablaban una sola lengua, hasta que empezaron levantar una torre para llegar hasta el cielo; ver ese proyecto fue horripilante para Dios; confundió la lengua de los hombres para que no se entendieran entre ellos y la torre de Babel no se completó. Pero nacieron los idiomas y, con ellos: intérpretes, lenguaraces y trujamanes. Verba volant, scripta manent, vocabularios y términos que, como los de La carta esférica y Dos años al pie del mástil, demandan de la palabra escrita para ser fijados, y entendidos por otras culturas y lenguas.

La palabra escrita también es don divino, varios siglos después de la Biblia leemos en el Corán por boca de Alá: “¡Lee en nombre de tu Señor, que ha creado, / ha creado al hombre de sangre coagulada! / ¡Lee! Tu Señor es el munífico, / Que ha enseñado el uso del cálamo, / ha enseñado al hombre lo que no sabía”.

Y de la escritura del cuaderno de viaje -ya que no del cálamo de Alá sino de minas .07 2B- rescato dos expresiones de origen taurino. Una: “A toro pasado todos somos Manolete” -es muy fácil predecir lo que ya se ha visto o sucedido-. Otra: “Hasta el rabo todo es toro”, equivale a la respuesta que le dio el agorero que había advertido a Julio César para que se cuidara de los idus de marzo. Cuando, camino al senado, César se jactó: “Los idus de marzo ya han llegado”, recibió la respuesta: “Sí, pero aún no han acabado”; el escéptico Julio César no hizo caso y salió del senado con los pies por delante. “Hasta el rabo todo es toro”, nada debe considerarse rematado hasta que no llegue su final.

Otra no registrada en la RAE, “tiarrón / tiarrona”, aumentativo de “tío / tía” -en la sexta y séptima acepción de la RAE- para designar una persona alta y de gran corpulencia.

También “hacer luz de gas”, por manipulación sicológica, muy usada por la prensa durante nuestra estadía a raíz haber denunciado dos escándalos de corrupción de políticos. Pero éstos y sus asesores intentan “hacer luz de gas” frente a la opinión pública y desacreditan el trabajo de los periodistas. Por estos andurriales conocemos versiones -cuanto más ahora que los aumentos de gas serán obscenos-, algunas antiguas y otras puestas al día, palabras viejas en odres nuevos, de esta manipulación. Manipulación para tapar las mani pulite de nuestra historia y realidad, que ahora deviene en historieta. Personajes caricaturescos, tenemos a espuertas y de todo el espectro político.

Historietas e historias que acuden, como responde Hamlet a Polonio cuando le pregunta qué está leyendo: “words, words, words”. En remolinos como afluye desde la letra que sé de memoria. “Rueda como un círculo en una espiral / Como una rueda dentro de una rueda / Sin fin ni principio / En un carrete siempre girando /… Palabras que resuenan en tu cabeza /... Mientras las imágenes se desovillan”.

 

 

 

 


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