El arte pictórico es una suerte de ciencia e inspiración, desde la composición de la pintura, el resultado del color, la composición y el efecto, es una combinación de elementos químicos; los artistas plásticos son alquimistas

Parte de la alquimia de los colores, es el simbolismo, cuya impronta acompaña a la obra, aunque el espectador no reconozca el mismo.

Los colores actúan sobre la psiquis y de ello surge el simbolismo o es al revez, es un concepto que será discutido a través de la historia y tendrá sus adhesiones o rechazos, es parte del misterio y la atracción a la obra de arte.

Fundamentalmente los colores influyen sobre la psiquis, el artista puede neutralizar eso, y establecer un nuevo símbolo para la policromía.

Observando la obra de Silvia Albuixech, Retratos del tiempo XV, las imágenes que mis pensamientos construyen hay un hombre, que fuma, alguien lo amenaza con un arma. Cada detalle lo arma la insistencia de mi mente por encontrar la representación, los colores actúan con libertad, en su propio simbolismo, así como el objeto.

El cigarrillo presenta ese momento de espera, de mirada interior o de último deseo, las cenizas apuntan al espectador, la forma tan cercana a la posición del observador producen un efecto de cercanía con la escena, el color negro y el relieve de formas en un gris que la mente traduce como metal.

El gris, que en este caso resulta amenazante porque sugiere el brillo de un arma, es considerado un color sin estímulos o tendencias psicológicas, no hay simbolismo importante asociado a él, sin embargo la artista ha provocado una frontera que asociada a la forma recta, y por los colores que la rodean, la connotación de una neutralidad se ha desvanecido.

En los test psicológicos este color es un síntoma de características leves, sin relieve, a veces de serenidad sin voluntad; el gris es un color sin fronteras, que en manos de la artista se convierte en un inquietante símbolo de violencia.

Podríamos decir que el gris y la geometría revierten los significados.

El cabello castaño e incluso las llamas del cigarrillo, se ocultan de la luz del fondo que se presenta con un extraño color alguna gama de azul, verde, un color que no se puede nombrar, la cara desdibujada del personaje queda a nuestra interpretación, el arma, el contraluz, el cigarrillo, el conjunto, no parece una escena violenta en gestos, los colores están colocando señales en nuestra mirada que actúa como un intento de estabilizar la escena, hay fuerzas vivas actuando para desentrañar la obra.

El color del pelo, actúa como igualador en el sentido que el castaño es el color de la arcilla, los matices de la intimidad de una persona se corresponden con la sensación cálida del color; la escena de esta intimidad aún atravesada por el arma, no llega a producir la sensación de violencia, más bien la situación de serenidad anterior a cuando se desata la tormenta, si por un segundo sacáramos el dispositivo de violencia que representan el gris con el elemento oscuro, la escena de convierte en otra, sin connotación de peligro. De hecho, si incluso estuviera en otra posición, la sensación que registra la psiquis no sería tan intranquilizante, no por lo que representa el cuadro, sino por la sensación de inminencia.

La simbología de los colores, el castaño, cálido, el gris neutro, el negro lo subterráneo y el extraño e innombrable azul, o verde, no se dejan clasificar en el equilibrio tranquilizante, la escena mantiene sus enigmas, la posición de los objetos, sobre todo el detalle del cigarrillo como en punto en fuga del espectador no entrega pistas sobre lo que la oscuridad oculta, un rostro; lo que no permite definir la escena en un sentido u otro, es una persona fumando su último cigarrillo, o es una persona simplemente relajándose en el medio de una escena de caza; o lo que parece un arma, con la estructura de sutil velamen es un dispositivo volador que interfiere con la mirada de fascinación del personaje y son los colores los que nos han engañado convirtiendo una escena epifánica en una alegoría de la muerte. Es el arte el que nos colocas las incertidumbres, es la artista la que con un juego de ilusiones nos perturba. Los artistas neutralizan lo que la ciencia de los colores pretende organizarnos en la psiquis.