Es hora de asumir lo que desde nuestro modesto espacio, podemos hacer para no aportar a la contaminación.
Parece pobre objetivo, que solo nuestro rinconcito en el mundo reciba nuestra atención, porque quizás con el ejemplo, podamos sumar voluntades, y quién sabe, un día, seremos los más.
Unas pocas acciones, nos salvarían de algunos problemas mayores, por ejemplo, no sacar la basura a la calle cuando se anuncia lluvia.
Ahorrar ruidos molestos a los vecinos.
Hay padres que dejan que los chicos jueguen a la pelota en departamentos, eso, que parece menor, invita a los vecinos al no me importa, mi vecino me ignora.
Insistir en el reutilización, esa misma bolsita de plástico, usarla hasta que se rompa, y aún así, separarla con la basura, no mezclarla con materiales orgánicos.
Piense que el plástico, ahora, se puede reutilizar, se recicla, se crean elementos que en vez de quitarle a la tierra, se hace de lo mismo que usted desechó.
Desestimar el uso de materiales tóxicos, cigarrillo, por ejemplo, la colilla que casi todo el mundo tira en la vereda o balcones y patios de los vecinos, terminan en los desagües con la primera lluvia, no se degrada, y lo que se hace con tanta indiferencia: arrojar colillas, termina en un drama de inundación de un barrio.
Ahorrar combustible, los sistemas de bicicletas puestos al servicio se ampliarían en tanto fueran utilizados por la población. Es un servicio que no parece crecer porque la población misma sigue aumentando el uso del auto en vez de disminuirlo y cambiar de medios de transporte. Se entiende que gente grande no pueda utilizarlo, pero no se ve, como en las grandes ciudades, el uso de las bicicletas, aunque hay estaciones convenientemente instaladas en las universidades.
Una parte de ello aportan los mismos conductores, que con el apuro y la prepotencia hacen sentir inseguridad de ese transporte tan cómodo y adecuado, que no contamina y ahorra combustible como lo es la bicicleta.
Parecen pocas cosas, pero son suficientemente importantes en la cantidad como para mejorar notablemente las condiciones de vida que nos ofrece la ciudad, que es cada vez más compleja.