Las redes sociales, fueron una respuesta a las investigaciones sobre tendencias y conductas, mientras algunos creen que fueron el producto de una idea en algún oscuro Garage, no fue así.
Nacieron de proyectos bien definidos, con datos provistos por una realidad que empujaba la tecnología.
Mientras parece que es la tecnología la que nos arrastra, somos los consumidores los que generamos las condiciones para que un proyecto siga adelante, sobre todo cuando va a administrar volúmenes extraordinarios como los de los gigantes Facebook, Twitter, youtube.
La promesa es un espejismo, tal masividad es difícil convertirla en un beneficio, sobre todo porque la saturación, la información, los propósitos de esas empresas son cada vez más resistidos.
Cuando recién comenzaron la sobriedad, el servicio aparentemente íntimo, el contacto con amigos, daban un perfil algo inofensivo al producto, que por sus propias características comenzó a sumar adeptos.
Poco a poco comenzaron a encontrar su verdadera fisonomía, el aspecto comercial.
Es por ello que no debería extrañar que importantes instituciones educativas se hayan interesado en, no sólo formar parte del fenómeno, sino en el negocio también.
Instituciones importantes en el área de los negocios como Harvard, considerada la más importante escuela de negocios, es también la más rica, había adquirido acciones de Twitter, un fundamental apoyo que imitaron Yale y Stanford, lo que a su vez catapultaba al sistema y convocó a importantes capitales del mundo de los negocios.
Llegó el final de un era, las redes sociales mostraron su verdadera cara, convertir el capital humano en un capital que rinda a los negocios pudo haber parecido sencillo, sobre todo cuando en Internet se negocian clics, no productos, pero a la hora de convertir esa participación en verdaderos negocios, las redes sociales expusieron sus grietas.
Una negocio en escala que está llegando a su límite, el crecimiento de negocios no es satisfactorio, y las grandes, las expertas en el análisis de negocios decidieron vender sus acciones.
Para los SEO posicionamiento, que nos dedicamos al análisis de las tendencias, a la evaluación de la participación en las redes sociales, nos costaba cerrar la brecha entre el discurso del éxito de las redes sociales y la realidad del beneficio. El mensaje “Hay que estar”, es prácticamente una letanía, pero a la hora de los números, la situación no le cierra a las empresas, que además de pagar servicios, cada vez debe aumentar el plantel del personal que debe mantener a la empresa en “estar”.
Desde abril Twitter viene presentando una disminución en los contratos de publicidad, lo que ha hecho descender el valor de las acciones a la mitad, un hecho que en otras épocas hubiera determinado, prácticamente, una quiebra.
Se estancó el incremento de usuarios, dicen los analistas, una situación más que obvia, la población no crece al ritmo necesario, ya hay un grado de saturación, que no es posible extraerle más a un modelo en el que se estima que cada usuario cuenta, además con varias cuentas, cuando se generan usuario ficticios, cuando las intenciones de los usuarios han cambiado, ya no se dejan vender cosas, y más bien sufren como una intromisión indeseada la propuesta comercial.
El usuario ha aprendido a no dejarse usar, la desaceleración al crecimiento de usuarios es más bien un hecho inocuo, lo más lesivo es que los usuarios aprendimos a no dejarnos vender cosas.
Ahora nos conocen más que nunca, pero tienen menos de nosotros que con cualquier otro método.
En un principio, cuando Harvard compró las acciones, se duplicaron por el mero hecho de traccionar la atención de participaciones importantes como ATandT, mediante Direct TV, CBS Corp, y otras, que seguramente seguirán por la misma senda.
Habrá que ver cómo reacciona Twitter, y tal como la burbuja inmobiliaria en su momento arrastró las economías de muchos países, arrastraría a otras redes, si no reacciona con alguna idea que detenga la caída.