El término “guerra fría” fue acuñado por George Orwell en un artículo “You and the atomic bomb” (Usted y la bomba atómica), que se publicó el 19 de octubre, 1945, en el diario británico Tribune. Si consideramos que los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki fueron realizados dos meses antes -6 de agosto y 9 de octubre, respectivamente- se evidencia el carácter casi profético de la nota y la visión geopolítica del futuro próximo del autor. George Orwell había publicado una sátira feroz al estalinismo en Rebelión en la granja (1945) y lo volvería a realizar en 1984 -aunque esta vez la moraleja no aplica sólo al estalinismo, es válida tanto para, entre otros, la dictadura de Hitler, Franco, la dinastía de Kim Il-sun y su heredero Kim Jong-un y Putin.
Algunos de los considerandos de esta nota, entre otros la vuelta a los estados esclavistas, que son una realidad en la economía china, el sudeste asiático y algunas naciones de África -marcas de ropa sofisticada y la extracción del coltán– pueden dar fe de ello.
También es notable leer cómo George Orwell previó -y anticipó- que , ante el peligro de un suicidio mundial que implicaba una guerra nuclear aparecerían lo que llamamos “guerras de baja intensidad” -entre otras: Indochina y Viet Nam, la invasión de Afganistán, Pakistán, la dictadura de Bashar al-Asad y el genocidio del pueblo sirio-. Guerras de “baja intensidad”, que alcanzan su culmen con la política de “asesinatos selectivos”, creada por Israel y que ahora se han vuelto noticia mundial con el asesinato del general iraní Quasem Soleimani realizado con un drone -artilugio que ni la imaginación privilegiada de Orwell pudo prever-. Last but not least, último pero no postrero, la permanente presencia neocolonial de Francia en África, especialmente Ecuatorial, que abarca casi un tercio del Continente Negro. Esta activa intromisión de Francia en África, en la práctica su patio trasero y reserva de materia prima, tiene un término en geopolítica Françafrique. Orwell no lo pudo haber previsto más aceitado.
A modo de reflexión final, la película de Stanley Kubrick Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (1964), conocida por estos andurriales como Dr. Insólito o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba, con el insuperable Peter Sellers representando tres personajes -el capitán de aviación Lionel Mandrake, el presidente de Estados Unidos, Merkin Muffley, y al Dr. Strangelove - puede, y debe, ser vista a la luz de este articulo de George Orwell.