Siempre que hay una elección entre innumerables artistas, la polémica no tarda en llegar. El arte no sólo es estética, técnica, materiales, originalidad, estética, sino trayectoria; y la trayectoria de los artistas suele notarse en una obra, pero a veces no es así, porque la elección de la obra que representa al artista es también de espíritu evanescente.

Los artistas plásticos son una opinión de la obra, lo que la obra provoca es otra cosa.

La pintura se caracteriza por la diversidad de objetivos, la política, el divertimento, diferentes puntos de vistas que puede ser punzantes para el observador, pero una cosa parece caberle a la palabra arte: impacta de alguna manera al observador, ya sea por los extremos entre horror y belleza o por su significación respecto a la realidad que representa, o todo lo contrario, la referencia onírica, lo desconocido, suele ser inquietante; cualquiera fuera el caso, hay una atmósfera que rodea a la obra y que hace que se permita entrar en la categoría de arte.

El “activismo” del arte se mueve entre arcanos, las obras, comienzan a circular, en principio, por canales de exposición, obras seleccionadas por críticos, quienes a su vez van revistiendo a la obra de su propia visión.

La obra de Silvia Albuixech, artista plástica argentina, se relaciona con su tiempo desde diversos ángulos; en principio la irrupción de la maquinaria sobre la naturaleza se invierte; es la naturaleza la que parece engullirse a la maquinaria, una visión futurista de cómo el planeta va a ir cubriendo toda la huella de la humanidad, representada en las máquinas como su máximo logro por sobre la naturaleza, hay una insistencia en el detalle de maquinaria cubierta, y también de instrumentos musicales, los colores intensos y la saturación producen el efecto de densidad y espacio dimensional como si hubiera un agujero en el cuadro por el que se van las cosas.

La frecuencia de patrones repetitivos, por momento fractales revela un equilibrio cuidado y reverente con las geometrías artificiales, la vida misma, los objetos, elementos orgánicos e inorgánicos en un estrechamiento que compiten entre sí.

Civilización y barbarie en el tiempo.

Silvia Albuixech es una de las artistas que brilla en las exposiciones y que por el momento, no genera polémicas; su obra, sólida y conceptual, ha paseado por galerías internacionales con gran éxito, las batallas de las plástica que enfrenta un futuro en contradicción con la idea de un mundo más tecnificado, perdiendo frente a la naturaleza, expresa una visión en el futuro, un instante al que la artista ha denominado Retratos del tiempo, una visión que no parece ser negativa, sino por el contrario, un festejo, no es arte muerto, es arte de conversión, la idea de la naturaleza haciendo desaparecer al hombre y sus objetos.

La Polémica en el arte será llegar a considerar una obra como una premonición o una visión particular que nunca ser hará realidad, las opiniones parecen apoyar la idea de que los objetos nos sobrevivirán y de que la naturaleza sobrevivirá a los objetos; la obra de Silvia Albuixech nos enfrenta a la idea de la desaparición de los humanos, y a la permanencia de los objetos que poco a poco irán desapareciendo.

El planeta responde con una lujuria de colores y de intención en la absorción, como si cobraran vida propia. Un futuro inquietan que te de la mano de esta autora se convierte en una ventana por la que parece aparecer el futuro.