De noche y en capa, con engaños, evasivas y mañoso; duro y contrario el tiempo comenzó a invertirse: nuestros cuerpos, moviéndose contra sí mismos, se desunieron, vacilaron en desasosiego y compostura de ropa, se oyó el chasquido, los labios se soltaron, se oyeron los pasos retrocediendo; entré en el cono brillante. Llegó tu voz sin mi nombre. Estabas coronado de luz en el callejón, moviendo la cabeza como una embarcación en zozobra, el viento dispuso las hélices de humo hacia mi nariz que se contrajo con la mezcla pesada de tu perfume.
Se enderezó el tiempo, volví al principio, que era sortear el mal clima con alguna maniobra.