En ocasiones llega el momento en el que una persona no puede seguir con su estilo de vida, ya sea por la edad, algún factor genético, o un accidente. A veces es algo temporal, mientras que en otras, se trata de algo permanente.
A pesar de que se convierte en una situación complicada para los involucrados, se pueden tomar medidas para hacer más sencilla la vida de la persona afectada.
Hacer arreglos en el hogar
Ahora que las condiciones de vida son un poco diferentes, las necesidades también han cambiado. La vivienda tiene que adaptarse también a esta nueva situación, de manera que vuelva a ser un lugar cómodo para estar.
Quizás el cambio más inmediato es reemplazar el mobiliario por uno más sencillo de utilizar. Por ejemplo, una persona que no pueda agacharse debería tener todo lo que necesita a la altura de los ojos, mientras que alguien en silla de ruedas necesitará mobiliario más bien bajo.
Por otro lado, conviene ampliar los marcos de las puertas y los pasillos para que sea más fácil pasar a través de ellos. En los pasillos puede ser suficiente quitar los muebles que está allí, mientras que cambiar los marcos requiere de una obra menor. Además, es buena idea colocar agarraderas para tener un apoyo adicional.
En este proceso también sería bueno deshacerse de todo lo que no sea imprescindible para ampliar el espacio disponible.
En los casos más complicados funciona bastante bien implementar plataformas o sillas salvaescaleras. Es una manera segura de desplazarse para los que no pueden caminar sin asistencia, y son mecanismos imprescindibles para los que van en silla de ruedas.
Servicio de enfermería
Si bien hacer cambios en el hogar da mucha independencia y comodidad, los servicios de enfermería a veces son imprescindibles. Serán bastante útiles para realizar algunas tareas que no pueda hacer la persona por su propia cuenta, ayudar en la rehabilitación, suministrar los medicamentos cuando corresponda, y hasta servir como compañía.
Los servicios varían bastante en función de las necesidades específicas del paciente y su presupuesto, pero viene bien tener a alguien que supervise ciertas actividades.
Algunas personas pueden sentir un poco de rechazo ante la idea de recibir asistencia, pero vale la pena hablar con antelación para llegar a un punto intermedio que sea beneficioso. Hay que recordar que es una situación que puede cargar de más a los familiares que viven en el mismo lugar, así que es bueno dejar parte de la responsabilidad en manos de profesionales.