Finalmente, hemos tomado la decisión: vamos a comprarnos un armario. Hemos tardado meses, quizá incluso años, en concluir que es lo que deseamos y necesitamos, así que el siguiente paso es el más sencillo: elegir y comprar. ¿Realmente es el más sencillo? En realidad, puede ocurrir que no sepamos todavía con absoluta certeza qué modelo queremos, algo que, además, depende de numerosos factores que van más allá de nuestras meras preferencias. ¿En qué habitación de la casa planeamos ponerlo? ¿Cuánto mide? ¿Es un hogar en el que vamos a estar, en teoría, para siempre, o tenemos pensado mudarnos en un futuro no tan lejano? ¿Dónde se sitúa la puerta, la ventana y el resto de mobiliario? Pensar en las respuestas de todas estas preguntas a la vez puede ser abrumador, así que necesitamos, primero y ante todo, reflexionar sobre cada una de ellas con calma y buen criterio.
Empecemos por una de las cuestiones expuestas: quedarnos en nuestra vivienda actual o mudarnos eventualmente a otra. Es necesario saber esto para ser conscientes, por extensión, de si nos merece la pena comprar armarios empotrados. Adquirirlos es siempre tentador, porque nos permiten ahorrar espacio y aprovechar al máximo una pared de extremo a extremo, y del suelo al techo. Por eso, quizá sea la mejor elección posible si tenemos una casa en propiedad y, salvo que ocurran contingencias extraordinarias y no deseadas, no tenemos pensado cambiarnos a otra. Claro que, si efectivamente la vivienda es nuestra y decidimos mudarnos, el hecho de haberle instalado previamente uno de estos modelos aumentará su valor final, si nos decidimos, por cualquier motivo, a venderla.
Para el resto de supuestos existen otros modelos que, en caso de mudanzas, nos podemos llevar con nosotros fácilmente. Por ejemplo, cualquier pieza estándar de dos puertas lacadas, abatibles o correderas. Muchos tipos actualmente, además, se diseñan por módulos, lo que facilita la labor de montar y desmontar, quitar y reinstalar, sea cual sea la nueva casa en la que vivamos. En conclusión, es posible elegir bien, pero cada pregunta, esta y todas las demás, debe ser respondida al detalle y con precisión.