Hace un día, hablaba de la peor clase de “intelectual” del Perú, el que adhiere método de denostar a otros escritores. Bajo el mismo método que le adosan al contendiente: despreciar. Sobre todo sin altura intelectual, sumándose a la horda de memeros, actividad por momentos artística, no se lo puede negar, ingeniosa, por otro, pero en su mayoría peyorativa y sobre todo: indigna de algunos que pretenden pasar a la categoría de intelectuales.
Algunos se escudan en yo no fui, como si compartirlo, reír, formar recuas de iguales para difamar y denostar a otros escritores, fuera una excusa.
El caso que me convoca, ya ha pasado a otras instancias, el artículo a que refiero es: El arte de la envidia en Perú.
Las personas, escudadas en Instituciones, supuestamente serias, que les da el derecho de memear juegan al Antón Pirulero: otro será.
Informado el señor memero sobre sus lastimosas circunstancias, borró el comentario de éste Quijote presente, en su muro, quien tuvo la prudencia de hacer un print de pantalla, ya que el señor no se caracteriza por resolver el asunto como un intelectual de la palabra, sin meme a mano, recurre al borrón y cuenta nueva.
Me cuesta comprender cómo actúan estos personajes, y lo primero que pensé: porque creen tener impunidad y apoyo moral. Es real: tiene una cohorte de lambiscones que sin haber comprobado la razón, causa y, quizás, verdad de las apreciaciones del memero, propaga la idea: hiciste bien en exponerlo.
Esta es la historia de una epopeya de la renuncia a toda calidad de intelectual que podría haber aportado tal persona.
Veamos el hecho que la comienza: el señor Grover González Gallardo Poesía propaga este meme:
Veamos los acólitos qué aportan:
Ignorante uno: nunca leyó a Barco, no sabe lo que dice. Ignorante número dos, el mentado Grover González Gallardo Poesía (leo poesía en ese nick y se frunce la literatura), Se excusa que no hizo el meme, era de esperar, el señor no se caracteriza por el talento del arte, su muro es un compendio de palabras de otros, de citas, de robar prestigios ajenos para adornarse de interés.
¿A qué se debió el tibio descargo?
A que nuestra producción se comunicó con la institución a la que dice pertenecer, ante nuestra desconfianza de que las denuncias contra el señor, fueran un señuelo, otras injurias, quién sabe. No, el señor es real, pertenece a la institución, lo comprobamos.
El señor fue debidamente notificado de que su acto, por encima de opinión (sin objeto literario o excusa, no refiere más que a la pura envida del espacio que el joven poeta ha conseguido por mérito propio), y a continuación, eliminado: aquí no pasó nada.
Hay que ver la rapidez con que gatilló el bloqueo.
Desde nuestro espacio de seriedad, buscamos las referencias que el señor esgrime. Y allá fuimos a solicitar información. Efectivamente, encontramos que dicho señor, ha realizado algún tipo de exposición en esa institución, la cual niega fervientemente conocerlo, más que su aporte, “poético”, no vamos a opinar al respecto porque el señor mismo baja a otro nivel y descarta el campo del la discusión intelectual, cambiando de profesión a memero, y ahora negador de su falta.
Bueno, ya vimos: “pertenecer” al Liceo poético Benidorm no ofrece ninguna garantía de calidad como persona. Imaginen una institución que promueve mediocres memeros. ¡¡Salud poesía!!, la impunidad os nombra.
Antón, Antón pirulero, otro será. Se suma por negación a la cadena del “yo no fui”, y por supuesto, sin consecuencias.
No acusamos a la asociación, sólo advertimos que un memero se les ha colado en las filas, nos pasa a todos.
Como no me gustan las historias inconclusas, podría seguir con indagar quiénes son estos señores que secundan, sin respaldo, sólo por la idea divertida que este pseudo intelectual dirime en el que sabe, es el espacio de mayor impunidad mejor inventado de la última era: las redes sociales.
Nótese la seriedad con que se opina:
El señor Omar, plantea la duda, pero es rebatido rápidamente.
Sin embargo, hace fácil comprender la madre del borrego.
El señor Grover González Gallardo Poesía, recibió del poeta Julio Barco, como regalo, ejemplares de su obra , sin nivel para alcanzarla y viédose interpelado por sus limitaciones, y como es una brasa caliente, hace lo que hacen los que se queman: desvaloriza y se burla, y no lo deja en el campo de la fragua interna, necesita apoyos. Gente que ni ha leído o sabe quién es el autor, que se suma, ahora manipulado.
Lamentable el desprecio por el objeto en sí: un libro, que fue entregado con honestidad y confianza, un objeto que tiene valor en un sistema diferente a los económicos, a las mezquindades diarias. Un objeto invaluable al que, por lo menos, se le debe el respeto de haber sido delegado para resguardarlo, sentimientos que enaltecen al verdadero intelectual, fue recibido por quién no era digno del objeto.
Se desprende de este intercambio algunos hechos que revelan: el ego del señor Barco amenaza de manera extraña a los señores y por lo visto, la ignorancia se propaga y al género de la Envidia (que ya tiene como un sello peruano, no es científico es rumor), se le suma el del Ego.
Barco reprueba en literatura porque no aprueba la materia Ego.
En mi calidad de periodista, cruzo fuentes, no hago suposiciones, investigo, coloco pruebas, vemos sin más detalles que se hacen especulaciones sobre ataques recibidos que le asignan, al ahora número 1 de las no-letras, por decisión de este grupo de obsecuentes, bajo un seudónimo.
Estoy acostumbrado a esa clase de salidas sencillas, baratas, sin costo: me atacaron primero, es un troll, es un troyano.
No todo es suciedad bajo el sol, hay excepciones, personas que tienen puesta la cabeza donde deben.
Aunque mencionar la palabra “el problema es su personalidad”, desatiende el asunto real: el problema es de ustedes, señores, la personalidad del autor es cosa de él, no pretenderán que los demás deban tener la personalidad que les simpatice bien a ustedes.
Es fácil entender la envidia, todo el post es un monumento a ella.
No hay más que dictamen: es mal poeta; primero, habría que demostrar qué campo de legitimación respalda esa opinión, no estaría nada mal admitir cosas: su literatura no me gusta, no me convoca, no me conmueve; pero dictaminar asuntos que le quedan grandes y tratarlo a través de un meme, no es precisamente un diploma de intelectualidad en la opinión.
Pero la señorita, con su comentario no ha logrado que se encause la conversación a un terreno de seriedad intelectual, sino sólo sumar otro género: “Personalidad”.
Los señores reunidos en ese muro, ahora clasifican la calidad literaria del señor Barco por los ítems, Ego y Personalidad. Sin necesidad de pruebas.
En mi opinión, y razón por la que el caso me resulta interesante, es que me ha inducido a escucharlo y lo he considerado un joven brillante con mucho conocimiento y no es asunto de solo emitirlos, lo que dice tiene respaldo en las letras, en las LETRAS con mayúsculas, no en ítems ajenos a la literatura como Personalidad o Ego.
Si hay algo que lo empeora, es esconderse en acciones que se suponen. Podemos ver que se justifica la publicación porque habría un señor Matías Aznar que incurrió en las mismas bajezas: es decir, soy como “él”, porque creo que es “él”. Y “él” es una basura. Qué gran argumento, digno de Freud.
El solaz de los mediocres.
Esta es información de hoy, 25 de septiembre del 2020, transcurrimos la pandemia, y esta gente se dedica a alimentar lo que ya es un rumor a voces, de esto también tengo sospechas: en Perú, la envidia entre escritores es un Ouroboros, se comen entre sí.
Con honrosas excepciones. He leído al señor Barco, he observado algunos de sus videos, el señor se dedica a la literatura.
Mi reflexión la dijo una persona que es la me introdujo en esta comedia de ahogados: ladran Sancho, señal que cabalgamos.
El señor Barco, tiene asegurado su futuro al tener estos "contendientes", en el campo de las letras.