Organizar una boda siendo un miembro de la feliz pareja siempre es un acontecimiento único e inigualable. Sin embargo, la experiencia también merece la pena cuando se es un familiar cercano, o el mejor amigo o la mejor amiga, que normalmente se convierten en padrinos, madrinas o damas de honor. El papel de estas personas, si bien es eminentemente secundario en el conjunto, es esencial para el buen hacer de la futura boda, ya que sirven en general de ayudantes de primer orden y de consejeros. No solo ayudan a organizar el catering, sino que pueden ser la voz crítica indispensable a la hora de escoger los trajes de novio a medida.
Lo ideal también sería que estas personas hicieran gala de una opinión que no fuera exactamente un calco de la del novio o la novia. Por ejemplo, un novio que desee casarse con un traje colorido y lleno de "glamour" puede verse superado por la timidez y por lo que la sociedad, con sus roles de género imperantes, espera de él: que se limite a vestirse con un traje negro y deje que la novia sea la que destaque.
No obstante, el amigo, con unos gustos similares pero otra opinión con respecto a cumplir con las expectativas sociales, puede animarlo a indagar en los trajes para novios que realmente desea para su boda. Algo parecido ocurre con la novia, lo que ya sabemos, pues el vestido de la novia se ha considerado tradicionalmente el más importante. De todos modos, no debemos olvidar que estos mejores amigos y familiares cercanos también necesitan un vestido, y en este caso son los propios novios y novias quienes pueden ayudarlos a encontrar los trajes barrocos de sus sueños.
Se trata, pues, de una retroalimentación sana y agradable, que acabará derivando en una ceremonia nupcial única en la que todos los participantes estarán de punta en blanco y felices de haberse atrevido a conseguir los trajes que realmente querían. No podemos, pues, subestimar la inestimable labor, así como también la impecable influencia, de estas figuras tan cercanas a las personas que contraen matrimonio.