La repostería como actividad creativa evidencia que en todo adulto hay un niño pequeño que sale a flote durante todo el proceso creativo. Ya de por sí, cuando vemos creaciones de repostería coloridas en los escaparates de cualquier pastelería industrial de Madrid, pensamos antes en lo bonitas que son, y en muchos casos en lo bonito que sería hacerlas, antes que en el hecho de comerlas en sí. Al fin y al cabo, al hacer una tarta de boda, una tarta de cumpleaños o galletas de toda forma y color, estamos haciendo manualidades, solo que comestibles.
El caso de las galletas es especial porque son, sin duda, una de las cosas más parecidas que existen a moldear formas con plastilina. Por eso hacer galletas no solo es divertido para los adultos, sino también para los niños, y los padres y las madres pueden considerar la posibilidad de hacerlas con frecuencia como una manera de acercarse a sus niños y niñas y entretenerse todos juntos y en familia. Hay muchas maneras de hacer la masa de galletas, que por norma general llevan harina, azúcar, levadura y huevo, entre otros ingredientes. Podemos incluso hacerlas veganas, ya que hay muchas recetas sin huevo, y muchas fábricas de pastelería empiezan a implementar esa opción.
Lo importante de las galletas, al final, no es hacer la masa, que requiere de cierta maña pero no deja de ser el proceso de mezcla de los ingredientes. Lo importante es darles forma, para lo cual tenemos que utilizar una superficie apta de trabajo, lisa y recubierta de harina para que no se pegue a ella. Podemos amasar con las manos si pretendemos hacer galletas de forma esférica, como las tradicionales con pepitas de chocolate, o con la ayuda de un rodillo si queremos aplanarlas primero y luego cortarlas.
Este segundo proceso es muy habitual en períodos festivos como la Navidad, una época ideal no solo para comprarnos en una pastelería un delicioso roscón de Reyes o hacer también el nuestro propio, sino para hacer galletas de chocolate, de canela o de anís con forma de árbol de Navidad.