La monogamia, es ante todo un pacto implícito. Necesariamente comprometido con el amor, la necesidad de la monogamia es innegable, pero irreal.

En otras palabras, la infidelidad se cuestiona en función del pacto de la monogamia, sin considerar que la misma infidelidad se parece más a un acto natural que a un asunto de convenios.

El verdadero amor es el que resiste, nos cuenta el relato oficial, sin que se detalle a qué resistencia refiere. El permanecer al lado de una persona, apoyarla, convivir, compartir, son pobres atributos frente a la infidelidad, esta balanza tiene un fiel un tanto descentrado.

La gente olvida que los momentos diarios son los que cuentan, un solo hecho, aislado, puede dar por tierra todo lo que es realmente valioso: a pesar de todo tener ganas de seguir al lado de una persona.

La infidelidad, se describe en las novelas,  siempre termina mal, destruye destinos, trastorna el futuro, los niños sufren, pero a nadie se le ocurre cuestionar que el costo por tan poca cosa es más alto que la cosa misma.

Después de todo, qué nos hace tan especiales que tenemos que pertenecerle a una sola persona. Como se puede creer que siempre se es el centro del universo de otro, además de pesada carga, es completamente irreal, somos tan como cualquiera que podemos caer reducidos en cualquier mirada, en cualquier gesto, la cosa que de más humanos tenemos es la que pero prensa se lleva.

El amor, sin duda es un sentimiento extraordinario, te hace creer cosas y te hace prometer cosas, pero en la realidad, todo eso es fantasioso, porque el amor, es una sustancia química, y en este planeta, todas las sustancias químicas se degradan, más tarde o más temprano.

La promesa de la monogamia es uno de los pactos con más rupturas en la historia de la humanidad, la obligatoriedad, además, vía consenso legal mediante el casamiento agrava la situación.

La monogamia y el estado han formado un sistema que es más una fantasía que otra cosa.

Decirlo incluso te estigmatiza, nadie puede aspirar a formar pareja con la media naranja si sólo expresa dudas respecto a la monogamia, ni qué decir si sos mujer.

Por mi parte, estoy más que segura que cuando me llegue la hora, repetiré las palabras de Borges, acomodadas a la monogamia: Lo único que me arrepiento, es no haber sido más infiel.