El sector económico se está moviendo sin parar y esto ha venido como un vendaval para la economía española, la cual lleva apenas a la fecha unos 5 años recuperándose lentamente de los estragos causados por la crisis iniciada en 2008 por el estallido de la burbuja inmobiliaria que a su vez arrastró consigo a todo el sector hipotecario a y a las entidades financieras y que causó niveles de desempleo y desahucios que no se habían visto en décadas en esta nación.
Sin embargo, y aunque pocos sospechan de esto, lo cierto es que la macro economía global sigue un curso bastante específico en cuanto a lo que tiene que ver con tecnologías y estos movimientos develan un panorama del que vale la pena estar prevenido; la anterior experiencia debería ser la prueba de que negar que una crisis está por suscitarse apenas y logra retrasar la explosión de la misma en el ojo público.
A diferencia de la anterior, esta no tiene sus raíces dentro de los movimientos financieros de un determinado sector dentro de las arcas del país, sino que se trata más bien de un frente tormentoso que se asoma a la distancia y tiene mucho que ver con los movimientos de las fichas en el tablero de la macro economía global y de las tendencias del mercado dominado por las potencias mundiales y las nuevas políticas que incluso se han anunciado ya dentro de la propia Unión Europea.
Más concretamente, vale la pena ponerle el ojo al sector automotriz que funge como uno de los pilares fundamentales de la economía española, siendo al mismo tiempo productor del 10% del PIB y de casi un 20% del total de las exportaciones realizadas. Además de esto, representa también cerca del 11% del empleo total dentro del territorio y se ha mantenido de esta manera ya por varios años según podemos revisar en las estadísticas publicadas por distintos portales dedicados a macroeconomía.
Sin embargo, el atraso tecnológico y la falta de innovación en este campo invitan muy poco al optimismo en este sector. Actualmente el mercado liderado por China y su impulso a las tecnologías de los motores eléctricos se ha ido imponiendo lentamente por encima del de los motores de combustión interna.
Estudios realizados por entidades financieras muestran que ante la incertidumbre las peticiones de préstamos rápidos manejadas por los usuarios con el fin de ser invertidos en este tipo de transporte se ha estancado a un nivel que nunca antes había sucedido al menos dentro del territorio español (dejando a la vista una correlación con la desconfianza y la expectativa del público), el cual se ha visto fuertemente golpeado especialmente en lo que va del presente 2019 ya que desde hace años se le considera el octavo productor de vehículos más importante del mundo por encima incluso de Estados Unidos y Alemania.