Vivimos en pleno auge de las tecnologías de comunicación. Hoy en día, según estimaciones de CISCO, se calcula que el tráfico de internet a nivel mundial superan por mucho los trillones de Gigabytes diarios en cuanto a data se refiere, sin embargo pocos son los habitantes en general que reparan en el lugar de procedencia, y, aún más importante, el lugar de destino para tal cantidad de información.
Así es como el Big Data se ha convertido en una especie de biblioteca universal que, de alguna manera o de otra, contiene cantidades insospechadas de información sobre todos y cada uno de los usuarios que la utilizan de manera diaria desde cualquiera de los rincones del planeta. Es justamente esta inmensurable fuente de información la que permite a quienes tienen la capacidad para interpretarla e incluso manipularla de manera que tenga influencia directa sobre las vidas de aquellos cuya información les es pertinente; ya para nadie es un secreto que la vida financiera, educativa, política, y mucho más está disponible y visible en línea.
Es justamente de esta inagotable fuente de información de la cual el gobierno chino ha echado mano para su conocido y anunciado “sistema de crédito social” en 2014. Este tema se hace particularmente llamativo ahora que estamos en la segunda mitad del 2019 ya que este está previsto a entrar en plena vigencia y rigor a partir del 2020, además de que contamos con los resultados obtenidos en provincias de esta región que han implementado “Proyectos piloto” que han tenido una función bastante ilustrativa al respecto de este sistema.
Si bien el gobierno chino argumenta que la finalidad de este proyecto es fomentar una atmósfera de opinión pública enfocada en mantener la confianza, fortalecer la sinceridad en asuntos comerciales y gubernamentales, la sinceridad y la construcción de la credibilidad judicial, lo cierto es que muchos estudiados del tema aseguran que este no es más que una versión digitalizada de los sistemas de control que el régimen chino aplica desde mucho antes.
El gobierno chino ha formado alianzas inteligentes con empresas privadas en pro de desarrollar algoritmos que determinan la fiabilidad de cada uno de los ciudadanos con la ayuda de TENCENT y el grupo Alibabá. De esta manera han logrado accesar a los mensajes y contenidos que los usuarios de este tan difundido chat (en ese país), además de tener un registro detallado del tipo de compras y otros movimientos financieros que hace el usuario, permitiéndole saber incluso si un usuario ha solicitado algunos servicios de préstamos sin preguntas disponibles en línea, y hasta la puntualidad del pago de las cuotas, lo cual sumaría puntos a la cuenta de cada usuario.
Lo cierto es que China y su nombrado sistema de crédito social se han permitido han encendido las alarmas de ONG alrededor del mundo dedicadas al tema de los derechos humanos debido a las tremendas restricciones y penitencias impuestas a personas que, por razones que pueden ser bastante mínimas, ven hasta su capacidad de tomar transporte público reducida hasta para viajar dentro y fuera del territorio.