Muchas personas tienen la costumbre de mantener en cero su cuenta bancaria. Da igual cuánto dinero ganen, sea poco o mucho, simplemente se trata de del hábito imperioso de hacer que no alcance la nómina. Eso genera estrés, disgusto, frustraciones y demás. El desconcierto llega a crecer en demasía cuando no hay satisfacción en el dinero (mal)gastado por impulsos o por el simple placer de pasar la tarjeta.

No se trata de recortar gastos simplemente, sino de hacerlos de forma que aporten algo a la vida, y que no dejen la cuenta bancaria vacía. El truco está en entender que sale más a cuentas pagar por experiencias que por objetos. Es necesario salir de las deudas para adquirir más cosas materiales. Por lo que vale la pena endeudarse es por vivir sentimientos y emociones.

Para empezar con esta nueva perspectiva, ¿qué tal el experimento de solicitar préstamos inmediatos para iniciar la aventura? Si se hace para adquirir un smartphone, ¿por qué no para un pequeño viaje? No se trata de vivir en deuda para huirle a las responsabilidades, sino que vale la pena hacer un pequeño sacrificio financiero por algo que sí aporta felicidad.

La calidad de los momentos que se pueden obtener es mucho mejor que cuando se gasta en objetos. A veces un respiro de la cotidianidad hace falta para tener una nueva perspectiva, tener un aire fresco. Incluso financieramente es beneficioso, por las compras impulsivas a causa del estrés van a disminuir muchísimo, por lo que el dinero rendirá bastante más que cuando se buscaba llenar ese vacío emocional.

Otra forma de invertir en felicidad, es adquiriendo algo que haga ahorrar tiempo. Sí, arriba se dijo que se tratada de justamente no adquirir cosas, pero esto consiste en comprar tiempo. Por ejemplo, los préstamos sin preguntas innecesarias pueden ser bastante fáciles para obtener y una gran oportunidad para invertir en un lavavajillas, reparar el auto, un horno más potente, o lo que sea que optimice las labores y los deberes. Esto es a fin de gastar menos tiempo en cosas que no son importantes. Esas 2 horas diarias en responsabilidades vanas se pueden disminuir muchísimo con las compras adecuadas, a fin de poder dedicarle a lo verdaderamente importante.

El dinero no compra la felicidad, pero sí hace la vida más fácil con las decisiones adecuadas. Esas pequeñas metas y placeres van siendo momento de ser rescatados para que brinden el aporte emocional que cualquier persona necesita para mantenerse feliz y sana.