Es bastante atractiva la idea de adquirir créditos continuamente, ya que dan la ilusión de tener el dinero. Ayuda a obtener de forma inmediata cualquier bien que se quiera adquirir, sea necesario o no. Y ese bienestar hace que sea fácil volver a pedir un préstamo aunque no haga falta. Esta situación es síntoma de dos cosas: 1) que hay una falta de educación financiera muy grave; y 2) que no se sale nunca de las deudas.

Este escenario hace que se caiga en un ciclo vicioso, en el cual se pide dinero para salir de deudas más a corto plazo, pero luego se tienen que pagar las nuevas deudas y no se tiene con qué. Es allí cuando se ve que las deudas se han adquirido por capricho en un principio, y luego por la necesidad. Hasta se comienza a ver otro tipo de créditos a adquirir sin conocer realmente las implicaciones que conllevan.

Aquí es donde entran los préstamos sin intereses. Suenan demasiado llamativos para las personas que están en la situación delicada explicada anteriormente. El hecho de que no lleven intereses este tipo de préstamos, se ve muy atractivos por dar la sensación de ser menos el dinero a devolver. La adicción a las deudas se puede acrecentar por esta causa.

Sin embargo, hay que ver que no es que sean en sí mismos malos este tipo de créditos, sino que se tiene que tomar tan en serio como cualquier otro. Que no tenga intereses no quiere decir que sea dinero regalado. Hay que pagar de igual forma, para no caer en ninguna lista de morosos y empeorar aún más la situación.

Si se tiene la suficiente pericia y voluntad, se pueden utilizar estos créditos como herramienta para salir del ciclo. ¿Cómo? La clave está en aprovechar que no tienen intereses, justamente, pero destinar ese dinero a pagar deudas poco a poco, y pedirlo en cantidades que sean manejables. Se debe ver como una ayuda para cambiar por completo la situación financiera, no como un incentivo a tener más gastos.

Para que esto sea efectivo, vale la pena destinar un poco de tiempo todos los días para la educación financiera. Hacer esto puede cambiar la perspectiva de la situación y ayudar a ver salidas donde antes se creía que no había. Resulta conveniente meditar muy bien cada movimiento que se vaya a hacer en cuestiones de dinero y hasta de tiempo, ya que la idea es utilizar todos los recursos disponibles para que se vuelvan herramientas.