La inmanencia, para algunos, es mera metodología, pero como todo aspecto humano, aplicado al arte, implica ruptura, y conlleva la carga de sospecha de todo intento de los artistas plásticos en avanzar hacia valores innovadores para el arte.
La filosofía aplica el término al arte intrínseco del cuerpo, al fenómeno de inmanencia se le asigna únicamente a característica del cuerpo, entonces, el arte que tiene como objeto la intervención o transformación del cuerpo, el Arte inmanente, entre en el debate de la afiliación del cuerpo como parte de la obra o como definición de la obra.
Cuando se le impone al cuerpo la observación de la obra, ¿lo altera?, ¿la emoción intrínseca del impacto de la obra pasa a ser una característica del cuerpo y por lo tanto de su inmanencia?
El acontecimiento causa-efecto con el cuerpo como médium de la obra, o cuerpo intervenido, ¿se puede considerar inmanencia?
La discusión involucraría la discusión de la filosofía; invadir los bordes lábiles de las definiciones es una de las “inmanencias” del arte, en tanto cuerpo o sustancia, soporte del mensaje y de la obra.
La ciencia médica objetiva el cuerpo, lo descompone en funciones, lo disecciona en partes, ¿puede el arte transformarlo?
El arte lo replica, en pinturas en esculturas, y otros, luego, está el que lo crea, como el monstruo de Frankestein, o plastinación de cuerpos, la técnica de extraerle los líquidos y exponerlos con el objeto de “ayudar” a la ciencia, pero que en efecto se muestran en exposiciones como su fuera arte.
El arte no pide permiso, el “como si fuera” es una expresión, el cuerpo es indudablemente, una obra de arte, en arte inmanente, el que sea útil para la existencia es otra de las particularidades que lo constituyen, y aunque se considere destino de existencia, el cuerpo muerto, es también arte inmanente; los esfuerzos que la humanidad ha invertido en mantener los cuerpos, a pesar de la muerte, no es diferente a el objetivo artístico.
Mirar, sentir el impacto del arte en el cuerpo, no es diferente a observarse a sí mismo y apreciarse desde el punto de vista artístico; el cuerpo es una obra en curso, los cambios que le produce el tiempo, es a su vez un sistema de medición de la validez de la obra, que muchos intentan e intentaron, en todas las épocas, neutralizar.
Luego, las conversiones quirúrgicas a que se lo somete, ya sea por concepción de belleza o salud, implican una intervención que ya sea por transgresión o solución, el cuerpo es intervenido.
Algunos artistas buscan impresionar al mundo, reestructurando el cuerpo propio, intervienen en los dientes, en la estructura ósea, en el color de la piel, el arte erosiona el sentido del peligro, lo supera, y hace lo que el arte hace: pasar por encima de las convenciones, ya sean de época, de materiales, de sentido humano.
No se le puede poner límites al arte, hasta los asesinos muestran un sentido personal al intervenir sobre los cuerpos de alguna manera.
El arte inmanente, pasa a ser el arte de artistas plásticos de todo origen, ya sea artista o asesino.