Cuando compramos un producto relativamente caro, se nos suele presentar siempre el mismo dilema: ¿pagar al contado o financiar? Aunque a estas alturas cualquier consumidor estará familiarizado con la terminología, conviene hacer una definición rápida de los dos conceptos.
Pagar al contado, o, coloquialmente hablando, «a tocateja», se refiere a todas aquellas compras en las que el pago de la deuda, en este caso el producto adquirido, se resuelve sobre la marcha.
Es decir, se paga la totalidad del objeto adquirido de manera inmediata, abonando la cantidad total del precio. Por su parte, financiar se refiere a pagar a plazos esa deuda, eligiendo el cliente normalmente los plazos que puede abordar en función de las facilidades ofrecidas por la empresa.
Sin duda, ninguno de nosotros puede siempre hacer frente a las, como mínimo, tres cifras que pueden costarnos algunas cosas.
Si se nos rompe el microondas, un electrodoméstico normalmente imprescindible en nuestro día a día, solo podremos adquirir uno nuevo si echamos manos de nuestros ahorros o lo compramos con créditos rápidos online. WannaCash.es, un comparador de créditos de notoriedad, revela datos significativos en uno de sus estudios: un porcentaje significativo de solicitantes emplea los créditos concedidos a través de internet para abordar este tipo de compras inesperadas que, aunque no son una millonada, se salen un poco del presupuesto.
Sin embargo, la opción de pagar a plazos, que no al contado, es útil para múltiples personas, si bien es importante tener en cuenta que las condiciones dependen en gran medida de cada tipo de tienda o negocio.
Por ejemplo, algunas ópticas piden como requisito indispensable que el cliente que desea pagar a plazos disponga de una nómina laboral activa. Por otro lado, otras tiendas permiten la financiación en tres meses, mientras que otras establecen su límite en los seis.
En cualquier caso, la financiación y los préstamos rápidos sin papeleos no son demasiado diferentes entre sí, en el sentido de que la deuda ha de ser saldada con el tiempo. En cualquier caso, cada cliente decide el sistema que mejor se adapta a sus necesidades y, también, a sus preferencias.