Cuando una definición sobre arte, se lee en distintas épocas y parece representarla, caben dos reflexiones, por un lado que se ha encontrado una definición clásica, resiste el tiempo, consensuada y que abarca una especie de verdad superior; la otra es que no es arte, porque el arte, es rebelde, dinámico, se suelta de todo molde y definición. Discutir sobre el arte, no es lo mismo que discutir de obras artísticas, una cosa son las definiciones y otra llevar a cabo una producción cuyo efecto es de impacto en el espectador.

El arte, por una parte, refiere a creaciones del hombre, siempre se tiende a organizar el recurso de nombrar en base a la palabra y a la especie, pero es común también sentirse sensible a los efectos de la naturaleza y la tendencia a pensar que la naturaleza es artista, sin embargo, es la obra creada por el hombre la que se define en el arte.

Luego está en definir el tipo de sensibilidad que provoca, admiración, rechazo, repudio, los diferentes efectos suelen cargar a la palabra de discusiones inconducentes, es arte cuando su hacedor dice que es arte, aceptan algunos; luego podrá discutirse la relevancia de la obra, el gusto, lo que representa, su elaboración e incluso la dificultad para su comprensión.

Contemporáneo refiere a la época en que se define actual. Este artículo, podría ser leído en 50 años y tener la misma vigencia, en ese sentido, como se dijo al comienzo, podría tratarse de un clásico, y por otro no definir al arte, porque la característica más importante del arte es deshacerse de los moldes en que los quieren encajar.

La combinación de arte contemporáneo hereda las suspicacias y polémicas que orbita alrededor del arte; los artistas, a su vez tienen a revelar las épocas, que en concepto, clasifican sus obras, pero como un modo de conectar con las diferentes corrientes, una forma, también, de señalar la traza, el aprendizaje el camino de la obra que es a su vez todas las obras por las que el artista recorrió, los artistas plásticos con un producto del arte figurativo, romántico y los cambios de época que le permitieron soltar la percepción hacia nuevos rumbos.

Cuando el arte se define por sí sólo y se une a una palabra, arte contemporáneo, arte abstracto, no pierde su condición de rebeldía, sino que se suma a ella; el término arte contemporáneo, algunos lo toman como definición del arte actual, cualquiera fuera la época y año en que se habla de él; otros, necesitan establecer cotas temporales más precisas, teniendo en cuenta que la comunicación, es a su vez, ponernos de acuerdo de qué se habla, para emitir opinión, hay que tener en cuenta que arte contemporáneo, para algunos expertos es el arte que se desarrolla después de la segunda guerra mundial, hasta nuestros días, y una fuerte relación con la idea, proviene de la arquitectura, nuevos materiales y formas se suman al arte contemporáneo, y la huella más importante de ello son los museos con diseños innovadores que son ya parte de la identificación de algunas ciudades, más que sus monumentos; edificios emblemáticos como la Opera de Sidney en Australia, 1959, terminada en 1973; o el museo Guggenhaim, 1959, el primero en Nueva York, obras que son a su vez arte contemporáneo y que alberga arte, es como un metamuseo.

Se acepta como definición “generalizada” como la producida en el último siglo, y en ella entran las corrientes cubismos, dadaísmo, surrealismo, pop-art, expresionismo, etc. Pero hay un problema con esa cota, hace poco entramos al siglo XXI y esas corrientes son del siglo pasado.

La palabra arte contemporáneo, parece que tiene que subrayarse como arte actual, o pretender que la palabra “siglo actual”, es poco ajustada.

El arte, se sacude sus definiciones y se opone a la vez a la tentación de dejarse definir.