Durante la época estival nos olvidamos, en la medida de lo posible, del reloj. Un mes de vacaciones nos aleja por completo de la responsabilidad de cumplir horarios. Por otra parte, la vuelta al trabajo, el resto del tiempo no vacacional, no es tan dura como en invierno, los horarios de verano son más flexibles, incluso, se acortan. El horario de verano es más suave y el trabajo, en general, menos estresante, salvo para la hostelería.
Pero, en pocos días, el otoño hará su entrada triunfal y por delante nos espera la tarea de reajuste: despertador para peques y padres, desayunos, ida y vuelta del colegio, trabajo... A veces, parece imposible que podamos coordinar tanta disparidad de horarios. Pero, poco a poco, progresiva y paulatinamente, vamos acomodándonos a la rutina.
Es importante crear un espacio en el que, con el mayor clima de calma posible, vayamos incorporando los nuevos hábitos y horarios. Si, nosotros los padres, lo afrontamos con optimismo y tranquilidad, facilitaremos el que nuestros hijos lo asuman de la misma manera.
Empatizar con nuestros hijos e involucrarlos en la toma de decisiones con respecto al inicio del nuevo año escolar, será altamente beneficioso. Podemos sentarnos con ellos, revisar el material del año pasado, ver si algo se puede aprovechar... Después, elaboramos una lista con lo que hace falta comprar y los llevamos con nosotros.
Es importante que participen en la compra del material y el vestuario. Los nuevos libros, cuadernos, bolígrafos, lapiceros... es muy atractivo para ellos. No hay más que recordar la ilusión con la que los recibíamos cuando nosotros éramos pequeños. Pero, claro está, para los padres hay una parte difícil de llevar, la económica.
La compra de material escolar, libros y vestuario se hace bastante cuesta arriba. Y, aunque nos hayamos afanado en ahorrar un poquito de aquí y otro poquito de allá durante todo el verano, a duras penas nos alcanza, por lo menos, a la gran mayoría. Los créditos rápidos pueden ser de gran ayuda en estos casos. Son, simplemente, el pico que necesitamos para completar los pagos que nos supone el inicio de curso. Una vez que la solicitud es aprobada, la disponibilidad del efectivo en cuenta es inmediata. Al tratarse de pequeñas cantidades de dinero, la tramitación es rápida y sin complicaciones.
El gasto medio estimado por alumno con edades comprendidas entre los 3 y los 17 años, se sitúa sobre los 1.200 euros. Claro está que esta cantidad sube o baja, dependiendo de varios factores:
* Centros públicos, subvencionados o privados
* Ciclo educativo: preescolar, primaria, secundaria, bachillerato
* Transporte escolar
* Actividades extraescolares
* Clases de apoyo
En fin, la famosa cuesta de enero para todos los sufridos ciudadanos, encuentra su homóloga cuesta de septiembre para los resignados padres de hijos en edad escolar. Es un extra al que todos deben hacer frente en mayor o menor medida.
Unos lo asumirán sin problemas, otros recibirán ayuda familiar y el resto, solicitarán los préstamos sin papeleos que les permitan pagar todo lo imprescindible para la puesta en marcha escolar. Un dinero que nos librará de la preocupación de no poder pagar todos los gastos al momento. Sin preguntas incómodas, ni papeleo innecesario. Sin nóminas, tan solo justificando unos ingresos periódicos.
Bastante complicada se nos hace la vuelta al cole a todos los niveles, emocional, psicológico y económico, para que también fuera un problema conseguir esa cantidad de dinero que necesitamos al momento, en tiempo record.