No hay duda que éxito es sinónimo de posicionamiento en Google. Este buscador ha marcado su presencia con una fórmula simple, incorpora todos los sitios, los incorpora en tiempo record, pues su propuesta es hacerlo en forma de automática, a través de sus robots, procedimientos automáticos, mientras que los otros buscadores nacieron con el esfuerzo personal de ir mirando sitios e incorporarlos. Aunque parezca extraño el concepto de “a mano” y “automático”, tiene sus pro y sus contras, pero en la carrera del éxito, el automático implicó que nuestros sitios tenían mejor oportunidad de ser indexados en Google, y el trabajo de detectar calidad, clasificar, posicionar, cae en los proceso de Google, los amados y odiados por igual: algoritmos de Google.
El refinamiento en las búsquedas, las condiciones de posicionamiento web, y el factor calidad de contenidos fueron los atributos con que Google comenzó su carrera en la preferencia de los usuarios.
Google logró una conquista importante, ser un producto hegemónico y el blanco de la atención de todas las estrategias de diseño de sitios en la búsqueda del tan preciado posicionamiento.
Cuando logró captar esas preferencias, comenzó otra campaña, más compleja: conseguir la adhesión a sus usuarios y que ello constituya un beneficio para ambos, Google y el usuario, es de esta alianza que comenzaron a surgir las funciones de los procesos de los algoritmos, por una parte premiar las buenas prácticas de diseño de sitios que no es otra cosa que indicar con exactitud su producto, servicio o información y no generar prácticas abusivas o desleales con la competencia.
El principal concepto que más costó comprender y que no logró propagarse es: destacar entre iguales, lo que constituía una acción de elección del usuario mismo, respecto a varias propuestas del mismo tenor. Esto generó varias distorsiones.
Google proponía con esto que los vínculos de sitios de temáticas semejantes estuvieran contenidas en sitios o resultados de búsquedas también semejantes, proponía que alguien tuviera vínculos de su competencia y viceversa, la competencia de nosotros. Esto nunca resultó, ningún propietario podía aceptar tener a su competencia como “publicidad” en la propia página, provocaba una confusión de conceptos respecto al marketing y valoración personal. La propuesta generó más confusión que otra cosa, y generó lo que Google quería evitar, un tráfico desleal de intercambios mediante convenios extraños, pagar por el vínculo, y sobre todo más confusión sobre en dónde convenía, ya que al no aceptar la competencia nuestro vínculo se buscaron medios alternativos como los directorios interminables de sitios, catálogos que requerían una administración manual sobre la categoría a la cual pertenece el vínculo y su consiguiente control.
Aunque es un factor vigente, un vínculo en sitios de nuestra temática es más importante que cualquier otro, pero la forma de conseguirlo debe ser real; Google aprendió a detectar los sitios que cobran esa actividad y sus algoritmos penalizan la acción de pertenecer a esos sitios.
La actividad virtual, se fue convirtiendo además, en una forma de “agradar” a Google como medio para llegar al cliente, es por eso que finalmente, no queda más remedio que prestar atención a las directivas de Google y colaborar en el proceso.
Si bien Google no consigue la adhesión voluntaria, se ha vuelto indispensable contar con su ayuda si queremos imponernos en el espacio virtual.
Google propone directivas que colocarán a un sitio entre las preferencias de resultados y de ellos surgió una situación importante: entre sitios con prácticas SEO que respetan las directivas Google, hay que encontrar el camino de la diferenciación en las estrategias de ganarle a la competencia, y ello se consigue, entre otros aspectos con una estrategia evidente: la originalidad. En otras palabras, además de comprender los aspectos que Google considera óptimos para el posicionamiento parte fundamental de esa ecuación es que ante propuestas parecidas gana la originalidad de contenidos y la originalidad en la forma de comunicar a Google esas diferencias.
La diferenciación ha sido la búsqueda del cáliz, el que ha encontrado un método es el rey de la selva virtual.
El secreto es saber combinar los recursos y no caer en la publicidad de medios que no aporta, como los son las redes sociales. Google ha explicitado con toda claridad que la intervención de las redes sociales no participa en sus procesos de posicionamiento, la razón de ello es que los trucos de “seguime”, “compartime” son ficticios, no es interés real, sino una suerte de devolución de atenciones entre usuarios conectados que no tiene nada que ver con el producto del sitio, no son usuarios del sitio, sino simpatías y justo la razón por la que los algoritmos de Google han ido evolucionado es para evitar ese tipo de trucos.
Por lo tanto, uno de los principales filtros a la hora de elegir un profesional del SEO posicionamiento es preguntarle qué opina de las redes sociales para el posicionamiento, si afirma que es una herramienta adecuada, hay que descartar sus servicios, no conoce de primera mano la base de conocimiento de Google, por lo tanto se deja llevar por la publicidad de las propias redes sociales que para venderse a sí mismas, venden que son un gran recurso para el posicionar en Google.
No por ello hay que descartar a las redes sociales, porque una vez conseguido el posicionamiento, con prácticas reales, aceptadas por Google, necesitarás un buen canal de comunicación y es en esa dirección que las redes sociales muestran su mejor característica, por ello han sido adoptadas por casi todas las empresas como “canal de venta”, pero en realidad, es una distorsión.
Las redes sociales son elementos de comunicación y medios interesantes para el análisis de tendencias pero no participan en la ecuación de éxito del posicionamiento; por lo tanto dedicarles tiempos administrativos es solo para comprobar que su gestión es superior a los beneficios, aspecto del que la mayoría de las empresas han comenzado a quejarse y por lo tanto a abandonar ese recurso. No es buena idea abandonarlo, porque sigue siendo un importante canal de comunicación, pero no hay que utilizarlo con la expectativa equivocada.
El posicionamiento en buscadores sigue siendo un campo que se amplía, los empresarios cada vez más comprenden que es un factor importante para el éxito del negocio, pero hay que tener la sensatez de reflexionar: si hubiera una fórmula única para lograrlo, y todas la siguen entonces todos estarían posicionados y eso no es posible.
Por lo tanto las actividades de posicionamiento web tienen sus estrategias, son diferentes según el rubro, el tema y la competencia, es constante, no hay un modo de conseguirlo y mantenerse por siempre, porque la competencia hace lo mismos que nosotros, vigilar lo que hacemos e intentar superarnos.
Respetar las normas de impone Google es el primer paso, el que sigue, es nuestra imaginación, calidad y capacidad de investigación del medio para aprovechar todos los recursos disponibles, o crearlos, para diferenciarnos de la competencia.