Colombia es un país maravilloso que se caracteriza por ser la cuna de estilos musicales que han puesto a bailar a millones de personas en todo el mundo. Y es que con ritmos como el Parrandon Cali es imposible mantenerse inmóvil, porque es una melodía que corre por la sangre de inmediato, aunque no provengas de ese lugar.
El parrandón vallenato es la suma de increíbles detalles que van desde una cultura rica en anécdotas, hasta la misma idiosincrasia de los habitantes del Valle del Cauca. En otras palabras, es la esencia de un pueblo que se hace sentir en forma de canción, para hacer homenaje a cada uno de los rostros que tiene el orgullo de encontrar sus raíces en este municipio colombiano.
Estas parrandas surgen en forma de poemas que invocan los más profundos sentimientos del ser humano: la pérdida de un amor sincero que deja huellas imborrables en el corazón, la tristeza de recordar esa persona especial, rendir honores a alguien especial o, simplemente, para despertar una buena fiesta.
Ahora bien, es fundamental destacar las diferencias entre la celebración de una parranda en Cali y una parranda provinciana del Magdalena grande. En el caso de esta última, se celebra para darle continuidad a su carácter local, con el objetivo de darle vida a un evento que pretende hacer que todos olviden sus problemas, en pleno solar de una finca, la terraza de una casa o en la esquina del pueblo.
No importa cuál sea el escenario, lo más relevante es que quienes protagonicen el momento se dejen llevar por la energía que emerge de un acordeón maestro. La habilidad para tocar este mágico instrumento no la obtiene cualquiera de un día para otro, pues hace falta mucha entrega y dedicación para comprender el sentido de este aparato que le da paso a la tentación irresistible de gozar.
Las melodías pegajosas que emergen de este interesante instrumento son las voces del alma de quien lo toca, porque solo ellos conocen bien ese lenguaje. Cada nota musical es un verbo que se conjuga en el nombre del folclore, para alcanzar una trascendencia inolvidable sobre la humanidad.
En tiempos remotos, los expertos del acordeón llegaban sorprendiendo en cada pueblo y lograban rodearse de un ambiente lleno de algarabía. Entre ellos podía existir una competencia para reconocer al más destacado, mientras la audiencia que los esperaba en plena calle estaba decidida a escuchar con atención y respeto. Al final, los asistentes decidían el ganador de la contienda y abrían paso a una fiesta colorida.
Así es la parranda vallenata… Ritmo, sabor, pasión y sentimiento que invade a los sentidos desde la primera entonación. Nadie ha podido resistirse a esta muestra de cultura que no se compara con nada.