La diferencia entre el pueblo Judío y el Cristiano, es en sus orígenes un desentendimiento sobre cuándo viene el Mesías o si ya llegó. Los cristianos decidieron que Jesús era sus mesías, el enviado. Los judíos aun lo esperan.
Desde la NASA, se vigila el cielo, entre otras calamidades que ya nos ocupamos los hombres en forma personal, esperan algún enviado en forma de catástrofe, algún cuerpo celeste que tenga en su trayectoria a la tierra y lo suficientemente potente como para destruirla.
La llegada del Mesías, según la tradición judía, ocurrirá cuando en cada parte de la tierra conocida, haya al menos un judío; lo que siempre me ha dejado la pregunta sobre qué pasa con la luna, si se la considera tierra conocida, luna conocida, si se la conoce realmente, porque hay tantas dudas como que Jesús haya sido el enviado, sólo unos pocos pueden responder ésta última cuestión y a esta altura, nadie les cree.
La decisión de si creer que el hombre que llegó realmente a la luna ya pasa, como la religión, por creencias personales.
Sobre que hay cada judío en tierra conocida, con todo lo que ese pueblo pasó, y cómo sigue su devenir, es dudoso considerar que no lo hayan logrado ya, y varias veces; una de las razones por las que creo que debe haber ocurrido ya, es porque esa es la impresión que tengo de los argentinos mismos, ya hemos estado o estamos en toda tierra conocida, si lo hemos logrado, por qué no o cómo no, los judíos.
Hace poco un argentino, tocó el Everest, y con ello, aumentó el número de argentinos que zonas recónditas y se conoce de otros en otros tanto puntos, de hecho, se sabe que alguno que otro ha desparecido en el triángulo de las Bermudas, por lo que ese punto ciego, al menos por deducción de desaparición, está cubierto también.
Las zonas más dudosas en cuando a la diseminación de la argentinidad es la ciencia, parecíamos poco capaces de alcanzarla, porque de país tercermundista, latino, cono sur, multicolor, multiraza, las connotaciones que conllevan todo eso juntos hace poco probable destacar en las ciencias. Pero poco a poco eso se fue cubriendo también, siempre hay un argentino descollando en alguna rama de la ciencia, parte de la certificación de ello es una peculiar característica propia de publicitar esos logros como si fuera el logro de todos.
Ya hasta llegamos al máximo de las aspiraciones, hay un Papa argentino.
Y, por si fuera poco, en la sede principal de la NASA, hay un argentino, oriundo de de Rio Negro, que lleva décadas en ese organismo, participando de los proyectos de llevar al hombre a Marte.
Si Dios en vez de elegir judíos hubiera elegido argentinos, sus propósitos ya estarían cumplidos, el Mesías ya estaría entre nosotros, no habría, quizás, tantos argumentos que separan por religión, quien sabe, es la clase de elecciones que realmente podría haber cambiado la vida de toda la humanidad.