Los restos que se arrojan al mar, sobre todo si son de plástico, no es el único problema que sufren las criaturas marinas, los seres humanos somos más sofisticados y si podemos crear peores condiciones sin que nos importen las otras especies lo hacemos en serio.
La contaminación, además, tampoco es el único problema, se está dando la situación que hay polución de restos de redes o insumos de pesca, que provocan daño a los ecosistemas marinos y con un efecto a corto o mediano tiempo, los peces, cetáceos, tortugas, o tal como se ve en la película de los pingüinos para niños, plásticos con formas en las que quedan atrapados.
Estudiantes de ingeniería, con el concepto de rémora, ese pez que nada tan cerca de los tiburones que éstos no los detectan y viven de sus restos, crearon el proyecto Plasencia
La idea es tratar de reducir la contaminación marina, sobre todo las grandes redes, restos o no, de la pesca a gran escala que dejan flotando restos de todo tipo; el perjuicio de seguir dejando los restos en el mar, se parecen a seguir dejando restos en el espacio, pero con un efecto más próximo, las especies no pueden desarrollar su ciclo normal y comienzan un proceso muy complejo para solucionar, el desabastecimiento, el corte de la cadena alimenticia natural, la consiguiente falta de especímenes que perjudicará a la próxima pesca misma.
La percepción que se tiene de la contaminación del mar, refiere al petróleo, pero el problema mayor es la pesca descontrolada y sus residuo, retazos de redes en la que los peces quedan atrapados y que matan más especies que los desastres petroleros.
Diseñaron un sistema que controla y cuenta los residuos, con una forma que consigue fijar la red, el dispositivo, de plástico biodegradable con forma de triángulo que le permite fijarse siempre en equilibrio a la que se le adosa un identificador de radio frecuencia con el que se lo puede detectar.
Se adhieren a la red, son baratas y se estimula el uso en las zonas donde es común que las redes se rompan.
A la hora de recoger las redes, hay un control de cantidad de etiquetas, lo que permite saber la parte de la red que falta y localizarla.
No hay mucha historia de la intención en la industria pesquera de adquirir hábitos de protección, por ello, hay organismos ONGs, que se ocupan de incentivar el uso, de trasmitir conciencia, e incluso de recibir ayuda de ese trabajo extra de organismos que trabajan en forma gratuita en la recuperación de esas redes, por el método primitivo de buscar agujas en pajares, esta nueva tecnología facilitaría la situación.
Ojalá prospere la propuesta y pase de ser un proyecto académico a una realidad en todos los mares, beneficia a todos, las especies marinas, a los pescadores, al planeta entero.
Por el momento, el proyecto está en tapa de búsqueda de financiación.