Los contenidos son los que garantizan la visibilidad de las empresas, pero la oferta masiva de esos servicios adolecen del mismo problema que dicen solucionar: lo indiferenciable.
El trabajo independiente se vuelve dependiente de las grandes plataformas, tal como si se dijera representantes, ante empresas.
Es un giro complejo en el mundo del trabajo. El advenimiento de empresas que ofrecen servicios de trabajadores independientes, sobre todo para el trabajo de bloggers, las más conocidas como Workana, Freelancer oYandiki, compitiendo o mutando de plataformas como linkedin, que se postula como agrupadora de profesionales que ofrecen sus trabajos, u otras, en las que el trabajador primero realiza el trabajo y luego se verá si lo eligen y se lo pagan, es una suerte de paradoja, en principio porque genera justamente eso: trabajo sin aporte de capital. En el peor de los casos, en algunas de estas plataformas, el trabajador mismo tiene que pagar para poder colocar su trabajo. Se supone que ese pago coloca su trabajo en mejores propuestas que el que no paga, todas suposiciones, ya que no hay ningún proceso de verificación que el escritor o blogger reciba como constatación, pues si llega un mail indicando un listado de empresas que leyeron su propuesta, tal cosa es incontrastable, además de que una empresa lea un contenido no es garantía de pago por el trabajo.
Como se verá, las ambigüedades del proceso es de ambos lados, tanto para el trabajador como la empresa que contrata el servicio.
Hay en ello una especie de abuso y a la vez de alivio, hay mucha gente asociada a ese tipo de ofertas, las que ganan, son pocas, invisibles, y no hay ninguna seguridad en la continuidad, como tampoco de que su producto no sea utilizado sin que se advierta o pague por ello.
Sin embargo, las empresas, parece, siguen confiando en el método y colocando sus avisos o pedidos en ese tipo de plataforma.
Hay en el medio una idea un poco distorsionada en la que la reflexión no está planteada: por qué las empresas recurren a un trabajo adocenado, sin garantías y cuyo proceso entre selección y resultado es dudoso, largo y administrativamente difícil de controlar.
La respuesta parece venir sola, esas plataforma toman argumentos desde los buscadores y las venden en porciones; dice Google que la mejor estrategia para la visibilidad son contenidos originales y palabras clave con vínculos hacia el sitio.
Lo que no dicen las plataformas y no lo saben las empresas y es la pregunta que los clientes, las empresas, no se hacen, y que los escritores no cuestionan: cuáles son los criterios de selección de esas palabras.
En algunos casos son las mismas empresas las que las proveen, en otro, son sugerencias de SEO posicionamiento, gente que se supone entiende del tema.
En ningún caso se explica cómo se llega esa individualización de palabras clave.
Para comprender cómo se las encuentra, hay que entender bien el concepto de palabra clave, parece que quiere decir aquella palabra con la que escribiéndola en los buscadores, podría estar clasificado nuestro sitio y por lo tanto mostrarlo entre los resultados.
Bajo esta simplificación del concepto, hay decenas de propuestas, incompletas y del todo imprecisas, que las plataformas que ofrecen servicios de contenidos aprovechan.
El concepto de palabra clave, llega antes que lo expresado, esa palabra es la que los usuarios escriben, efectivamente, lo que implica que puede ser cualquiera, no la que el cliente supuso, y que muta con el tiempo.
Para ilustrar el ejemplo, se podría indicar esto, supongamos que se ofrecen cursos de diseño web, estamos tentados de pensar que ese conjunto de palabras es “cursos de diseño web”, parece de sentido común. Sin embargo, los usuarios han comenzado a transformar comentarios en interrogación hacia la Internet, como si fuera un consultor y no un proceso, lo más probable sería: “dónde estudio diseño”. Ambas son suposiciones y por lo tanto tan improbables como que usar el sentido común es impropio.
La eficacia de contenidos depende de la individualización precisa de estas palabras, que como se verá es de construcción evanescente.
La única que tiene la respuesta real, es el propio Google, es por ello que pagarle a esa empresa, los llamados pagos por clics, parece un método más viable, y con ello la empresa que decide este camino queda asociada con Google de por vida, ya que Google permitirá que aparezca entre los vínculos esponsoreados, arriba o abajo en amarillo, o con el botón anuncio, o a la derecha, siempre que se le pague por ello, y algunos otros métodos, como aparecer en los sitios de los que pagan servicios de referidos.
¿Entonces, cómo funcionan las empresas que venden contenidos?, no sabe, no contesta. Pero hay “algo” que las hace viables: el montón, la saturación, el tiro al aire, la imprecisión se soluciona con la cantidad, lo que significa que las empresas comienzan pagando un monto y terminan en un crecimiento interminable de precios que pagan contenidos, ya que la competencia hace lo mismo, los unos hacen crecer el precio de los otros.
¿Hay algo distinto?, si, existen técnicas de diferenciación, sistemas que implementan diseñadores individuales que funcionan con técnicas más precisas, diferenciadoras y que logran despegar al cliente de la competencia en forma continua, en tiempos estimados, sensatos, y con controles específicos, tanto de las palabras clave, que ofrecen garantías de eficacia en vez del azar del bulto.
En DataGestion se puede consultar por una técnica que no sólo involucra contenidos, sino un conjunto de estrategias que toma los puntos principales que logran el posicionamiento, originalidad en los contenidos, certezas en la elección de palabras clave, interacción con las redes sociales Twitter, Facebook, Sociedaccion, WebNoticias, Sintagmas, NetInmobiliarias y otros, tal que la administración de todos esos recursos nunca implique inversiones mayores que el beneficio.
La empresa que contrata los servicios de DataGestion cuenta con información que sustenta las actividades, y es provista de medios para verificar la eficacia del método.
Las plataformas que se presentan como captadores de profesionales, especialistas en los rubros que las empresas les solicitan, venden todo tipo de soluciones que lo que hacen es empujar el precio de los servicios, cada vez más bajos para los profesionales, pues la medida de sus capacidades de captar empresas está basada en cobrarles lo menos posible al cliente, a costa, por supuesto, del costo del trabajo.
Es así que se venden contenidos a precios en que son imposibles las condiciones que distinguen los buscadores: originalidad, palabras clave, sitios preparados para que los buscadores los puedan clasificar en forma rápida y sin tropiezos.
Esto último genera que los servicios de las plataformas puedan vender servicios cada vez más parcializados: optimización de los sitios.
Lo que las empresas deberían comprender es que ninguna de estas estrategias o servicios funciona por sí mismo, aislado, el posicionamiento es un conjunto de estrategias, que bien especificadas, para cada caso, debería significar un mínimo de inversión, sobre todo en actividades de administración de esas actividades.
Las empresas no suelen involucrarse directamente en proceso, sino que contratan a una persona que hará lo más sencillo: pagar por servicio en plataformas de contenidos, sin demasiada información, pues confía en que hay publicidad, emitidas por esas mismas plataformas, sobre los millones que confían en ese método.
Sin embargo, hay métodos más precisos, que se pueden controlar, que se pueden realizar de forma diferenciadora e individualizar y llegar al cliente adecuado.
Pero ello requiere, no creer en fórmulas mágicas, ni asociarse a plataformas que no ofrecen mucha más garantía que los millones de usuarios, entre los que hay mucha explotación de trabajo impago o mayormente perdido entre la multitud. Si ese trabajo no se puede diferencias, mucho menos podrá hacerlo por la empresa que contrata esos servicios.