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Arcadia 9/3/2014 12:34:10 PM
Arcadia
Coprompas
Relatos, textos, literatura, metaliteratura
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Tags literatura literatura latinoamericana Ana Abregú escritora argentina escritora latinoamericana relatos textos metaliteratura
 
No toda historia es un relato y no todo relato es historia.
 

Es una palabra que inventé, un neologismo, para definir la manía de algunos de hacerse de órganos de muertos, pagando por ello fortunas o prestigio, según.

Un shopping de suvenires que ha generado más que una exhumación de cadáveres.

Tal el caso del embajador Francés que en ocasión del traslado del cadáver de Descartes desde Estocolmo, donde murió, hacia Francia, se quedó con el dedo índice derecho.

Las razones que dicen que alegó, poseer el dedo que había escrito las palabras cogito, ergo sum; parecen de la fantasía literaria y me tomo la licencia de dudarlo; me caben más otras conjeturas; esto me lleva a un caso que ocurrió, en ocasión de un accidente que cercenó la mano de una persona, suplantándose el miembro. Qué feo, dijo alguien, verse la mano de otro, y ni te digo, aludí, a chuparse el dedo de otro.

Supe que ambas podían ser explicaciones plausibles, porque el señor se hizo sacar la mano un par de años después. La mente decide lo que decide y nunca pudo adaptarse a la mano.

Volviendo al asunto inicial, a Descartes, además el robaron el cráneo, primero por un capitán de la guardia de Suecia, que custodiaba el cadáver, quien se lo vendió al químico Sueco Jöns Jakob Berzelius, que a su vez se lo ofreció –aunque sospecho que es una manera elegante de eludir que hubo intercambio de dinero-, al naturalista francés Georges Cuvier.

Digo yo, todos hombres formados, científicos, evidentemente en contraposición a ideas religiosas que suelen ser las que impiden la profanación de cadáveres, expresión ampulosa que indica el quedarse con un restito, un huesito insignificante, digo, ¿no será que todos esos tienen alguna información que nosotros no?

Porque se sabe lo que hicieron, pero nunca confesaron si el detallito que se afanaron les sirvió de algo.

No creo que obtener una parte de una calavera compita en el rubro de coleccionistas, no es fácil andar encontrando huesitos de personas y mucho menos de genios, o creo que no es fácil.

Por ahí, hay algún tipo de beneficio que esos se tenían bien callado, o vaya a saber, andan por ahí con la fórmula a cuestas, probando ahora con las manos de Perón.

Quién sabe.

 

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

 

 

 

 

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